Jugando al poker con Jack Rose
Jack Rose
"Kensington Blues"
(Beautiful Happiness, 2005)
Tengo una vecina de más de 80 años que se llama Teresa. Cuando nos la encontramos en el rellano de casa, siempre nos dice que somos muy majos. Vive sola desde que enviudó hace cinco años, pero yo siempre la había visto contenta de ir tirando, de poder ir a misa y de poder bajar a comprar el pan. Es muy cotilla, pero no me importa. Hace poco tuvo problemas con su cadera derecha y tuvo que quedarse en casa unos dias. Ayer me la encontré y me sorprendió el bajonazo que había pegado desde la última vez que la había visto. Me dejó ir la frase que uno nunca quiere escuchar en boca de nadie: "Yo lo único que quiero es que Dios se me lleve". Es una frase que, por desgracia, se la he tenido que escuchar a más de una persona mayor y al cabo de un mes o dos les decíamos adios para siempre. La sociedad occidental y su cultura de tradición románico-cristiana no nos prepara para el hecho de la muerte ni para el tobogan descendente (por lo que a facultades físicas se refiere) que es hacerse viejo. La muerte nos rodea, pero no hay cojones de verlo como algo natural, como algo que forma parte de la vida y que le da sentido. La gente se muere y a ti te gustaría que no se muriera, como si se pudiera jugar al poker con siete cartas en vez de cinco. En este sentido, tengo envidia de otras culturas en las que se afronta la inevitabilidad de la muerte como algo natural y en las que a los viejos se les da el altavoz que merece la Sabiduría de la Experiencia.
Todo esto viene a cuento de que en poco tiempo ha habido muerte a mi alrededor: he ido a entierros, he escuchado a gente mayor pronunciando la maldita frase mientras me miran a los ojos (igual de sinceros que cuando me dicen que soy majo), artistas que admiramos se han ido demasiado pronto.
Uno de ellos es Jack Rose, un guitarrista americano que se murió a los 38 años el pasado 5 de diciembre de un ataque al corazón. A pesar de vivir tan poco tiempo, sacó un montonazo de discos. "Kensington Blues" (2005) es el que más me gusta y él también estaba muy contento con él. En una entrevista dijo que era duro seguir haciendo discos después de ése, pero que cuando sales a la carretera tienes que llevar algo nuevo. Jack Rose es un guitarrista muy influenciado por toda la peña del sello Takoma (John Fahey, Robbie Basho), hipnóticos desarrollos instrumentales construidos a través de la técnica del fingerpick y una guitarra de doce cuerdas. Un maravilloso disco que nos ayudará a olvidar el hecho de que al poker se juega con cinco cartas.
Si quereis conocer un poco más sobre la cara personal de Jack Rose, en esta página encontrareis testimonios de gente que le conoció.
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