Michel Onfray


Este verano he estado leyendo con verdadera devoción al filósofo francés Michel Onfray, un intelectual de los que no abundan: comprometido, valiente, profundamente erudito y con una voluntad por trascender los círculos del ghetto de los happy few intelectuales que le ha reportado una merecida fama mediática en su país natal, Francia.

Michel Onfray (extraído de "La Inocencia Del Devenir. La Vida de Friedrich Nietzsche"):

"Primer tara: el solipsismo que triunfa tan a menudo en el arte y que adquiere la forma de autismo. El egotismo, el narcisismo, el placer autista de concentrarse en uno mismo; el olvido del público, la negligencia -si no ya el desprecio liso y llano- respecto del espectador: he aquí una lista de los síntomas de nuestro tiempo. según la vieja fórmula aplicada por los fracasados, para quienes la ausencia de éxito de hoy indica con seguridad el talento de mañana, por un momento se ensalza en toda su mediocridad lo que siempre será malo. Los tontos adoran esta retórica útil para transformar a los personajes lastimosos en héroes y a los espectadores engañados en improbables precursores sagaces."

"El cine llamado intelectual figura en esta categoría. Con esto me estoy refiriendo al cine que se dirige a los teóricos del cine. De ahí surge la segunda tara que ocasiona el egotismo: el elitismo. La década de 1970 exageró este defecto hasta la náusea: se producía filosofía para catedráticos de filosofía, música para musicólogos, novelas para los semiólogos, teatro para los maestros de la disciplina, ciencia de la educación para los expertos en pedagogía, obras de arte para críticos de arte, galeristas, conservadores de muesos y periodistas especializados... Todas esas producciones destinadas a la secta consumaron el divorcio del gran público cultivado, una ruptura que continúa haciendo estragos."

(...)

"Todo lo cual nos lleva a la tercera tara: el intelectualismo. El objeto de arte pasa a un segundo plano para convertirse prioritariamente en un medio para alcanzar un fin que lo supera: el debate, la elucubración, el comentario, la palabra, el verbo, el discurso, la divagación, el delirio, el texto, la smiótica, el anfiteatro. El filme sin imágenes, sin diálogos, sin realización ¿es el ideal del cine? El silencio ¿es el quid de la música?La tela en blanco ¿la verdad de la pintura? Lo incomprensible ¿el objetivo de toda comunicación?Una generación respondió afirmativamente; la nuestra se esfuerza por reponerse."

"Históricamente, puede comprenderse el papel dialéctico que desempeñaron las experimentaciones del siglo XX -los monocromos de Yves Klein, los conciertos de silencio de John Cage, las novelas de James Joyce, la poesía de Isidore Isou, el cine de Guy Debord-, pero esos momentos espcíficos y precisamente fechados no deben hacernos olvidar el movimiento general, que sigue su marcha indiferente a los accidentes que dufre la disciplina en su derrotero. Lo que un día revoluciona, no siempre revoluciona: también hace falta revolucionar la revolución."