Unos garbeos por el Primavera Sound 2011


A estas alturas ya habréis leído unas 371 crónicas sobre el Primavera Sound 2011, la edición que pasará a la historia por el colapso en las barras del primer día. Muchísima gente para arriba y para abajo; más o menos igual que en ediciones anteriores (según mis standards un concierto con más de 150 personas ya es un mogollón). Poca comida, mucha bebida, mucho patear para arriba y para abajo, mucha gente guapa y joven y trendy y también unos cuantos conciertos realmente buenos. Muchas conversaciones de dos minutos con gente que hace tiempo que no ves, una lástima no poder charlar más tiempo. Tios con bigote. Muchos tios con barba. Chavalas con chancletas y pantalones cortos con pinzas. Unos dos millones de Ray Ban y I-Phones. La sensación de que al 90% de los asistentes la música les importa un mierdón y luego vas y te cruzas con un tío con una camiseta de Swervedriver o de Sparklehorse. O ves gente llorando en el concierto de los Swans.

Estos son los conciertos que más o menos pude presenciar. Sin orden ni concierto.

Oneohtrix point never: A esa hora tocaban PiL en uno de los escenarios grandes, pero yo y unos cuantos nos quedamos a ver a Daniel Lopatin. Algunos problemas con el PC no deslucieron el envolvente set del ruso, que se acompañó con unos audiovisuales muy bonitos. Fue bastante mejor que cuando estuvo tocando en el auditorio de Caja Madrid. Calculo que un 80% del concierto estuve con los ojos cerrados, sintiendo la falta de gravedad.

Betunizer: El lunes no es un día que se preste mucho a escuchar a estos fieras, pero no estuvo nada mal. Nada nada mal. Yo diría que es el mejor concierto que les he visto. Cada vez suena todo más raro y agresivo y rítmico y espeso. Este grupo ha pillado la onda, como cuando Jordan se liaba a encestar todo lo que tiraba. Así es como están Betunizer ahora mismo, con un porrón de temas nuevos que suenan de maravilla.

Bullit: El mismo día que Betunizer, Bullit dieron un fantástico concierto. Tengo una debilidad personal con este grupo. Me encantan tanto en disco como en directo. No inventan nada pero sus canciones suenan frescas como si nunca hubieran existido unos Jawbreaker o unos Samiam. Tocó el bajo Max de No More Lies, al que hacía como seis años que no veía.

The Fresh and Onlys: No los conocía de nada pero gente cuyo criterio tengo bastante en cuenta me los había recomendado. Me gustaron bastante. A medio concierto me encontré con unos amigos que hacía tiempo que no veía. A ellos también les gustó bastante. Tocaron al lado del mar y ya estaba anocheciendo. Fue un momento guay.

Low: Jodidos clásicos. Ya llevamos unos cuantos discos y unos cuantos conciertos de los de Duluth y la cosa no decae. Poco a poco han ido construyendo una de las mejores carreras artísticas de entre los músicos de su generación. Niños mimados del público del PS, sus conciertos se siguen con atención reverencial y cada canción nos pone los pelos de punta a todos. Para el recuerdo queda el tramo final con “Murderer”, “Sunflower” y “Canada”.

Nisennenmondai: El sonido que se escuchó a las cinco de la tarde en el Poble Espanyol no permitía apreciar muchos de los matices que añaden profundidad al kraut rock de las niponas Nisenenmondai, pero aún y así consiguieron que todos nos metiéramos en el concierto, flotando hacia el espacio con el sol a nuestra espalda.

Glenn Branca Ensemble: Uno de los platos fuertes del festival. Cuándo volveremos a tener oportunidad de ver al jodido Glenn Branca? Nunca, seguramente. Era difícil estar a la altura de las expectativas, pero Branca y su Ensemble lo estuvieron, ya lo creo. Los épicos desarrollos instrumentales sonaron a gloria aquella noche, con momentos puntuales en los que parecía que la Tierra se iba a partir en dos. Un poco más de volumen no hubiese venido mal, pero con todo el concierto fue de los que recordaremos mucho tiempo.

Factory Floor: Bastante menos oscuros y krauties que en disco, su actuación supuso un pequeño fiasco. No les culpo por centrarse en la faceta más festiva de su discurso pero no me esperaba que tiraran por la vía fácil.

Berlinetta: Los madrileños mostraron ganas y buen instinto para las melodías. Lástima que su post-punk de guitarras quedara deslucido por su ubicación en los horarios (las cinco de la tarde!). Esperemos poder verles en una sala y horarios más favorables.

Mountains: Fantástico concierto el que dio el dúo de Brooklyn ante poco más de treinta almas. Cumpliendo las expectativas generadas por lo escuchado en sus dos últimos discos para Thrill Jockey, Mountains gozaron de un sonido exquisito para desplegar su arsenal de texturas droneras que en ningún momento cayeron en la autocomplacencia.

Male Bonding: Grupete de tres al cuarto con tatuajes y gorra plana del que afortunadamente nadie se acordará dentro de cinco años. Ahora llevan otro guitarra que no aporta absolutamente nada a lo que hacían antes.

Dan Melchior und Das Menace: Maravilloso concierto oscuro, peligroso, de raigambre blues y ejecución punk. Melchior se alejó bastante de lo que hace en disco (el marciano, básicamente) y hizo un concierto de rock n roll. Canciones largas, ejecutadas con precisión, guiadas en todo momento por la portentosa y peculiar dicción dylaniana de Melchior. Gol por la escuadra.

Shellac: A estas alturas los shows de Shellac (quién nos lo iba a decir hace nueve años?) son un ritual parecido a cuando Arévalo hacía su aparición en el “Un dos tres”: sabes lo que va a pasar y el orden en el que van a pasar las cosas, pero la magia sigue ahí. Una lástima que los conciertos de Shellac en el PS sirvan de excusa para que algunos descerebrados se junten con el único objetivo de armarla bien gorda.

Half Japanese: Decepción mayúscula, cuando se rejuntan cosas del pasado y se sitúan en un momento histórico distinto puede pasar esto. Si no supiera quién era Jad Fair no habría aguantado ni diez minutos. Quién habría pensado que las canciones de este hombre se podrían tocar de una manera plana, aseada, aburrida y apuretada?

Kode9 plays Burial: Quizá no era el mejor momento para disfrutar de las oscuras composiciones de Burial, pero sirvió para comprobar que nos espera una nueva obra maestra.

Gonjasufi: Como definió un amigo más sabio que yo: “Bad Brains de tercera división”. Eso.

Einsturzende Neubaten: Sin ser un gran conocedor de la obra de Blixa Bargeld y sus muchachos, disfruté un montón con su pase. Los Neubaten demostraron que es posible ser alemán, tener clase, estar cabreado y hacer música oscura y elegante a la vez.

Swans: A lo largo de nuestro periplo como espectador de conciertos de música en vivo, muy pocos de ellos pueden describirse como apoteósicos, pero el de los Swans fue sin duda uno de ellos. Michael Gira abrió su alma para que pudiéramos verla. Quedó demostrado que es negra de cojones y que en ella no pueden crecer ni las flores ni los árboles. De repente el recuerdo de un millón de bandas que alguna vez sonaron parecidos a los Swans (como Mogwai, que estaban tocando a la misma hora en otro escenario) quedó reducido a chiste sin gracia. Concierto histórico de los que engrandecen un festival.

Julian Lynch: Decepción con todas las de la ley. Reconozco que es difícil llevar al directo las canciones de este hombre, pero lo que vi en los tres primeros temas de su concierto no me gustó nada.

Pissed Jeans: El punk rock descoyuntado de Pissed Jeans logró sacudir los maltrechos cuerpos (tercer día de festival!) de todos los que pasamos de Animal Collective para ir a verlos a ellos. Nos lo agradecieron con un buenísimo show que demostró que Matt Kosloff es uno de los frontmans más genuinamente estrambóticos que han surgido del punk rock underground en los últimos años. Hay muchísimas bandas que suenan mucho mejor que ellos y cantantes que cantan mejor, pero a ellos les importa un cagarro. Ellos van a lo suyo y a mí me gusta que así sea.

DJ Shadow: La clásica jugada sucia que sucede en los festivales: un cambio de horario del que no te enteras. Me robaron tres cuartos de hora de DJ Shadow porque no tengo Twitter, HQJ (Hay Que Joderse). Además me encontré con unos amigos que estaban igual de emocionados que yo ante el concierto de los Swans que habíamos visto unas horas antes. Decidí quedarme con ellos y escuchar al Shadows de fondo mientras pasaba gente con la nariz manchada de blanco y mirando su móvil como si contuviera Información Importante.