Ike Yard


(random foto sacada de Google Images)

Ike Yard
"1980-1982 Collected"
(Acute Records, 2006)

A menudo pienso en lugares y momentos históricos en los que me gustaría haber tenido oportunidad de vivir. Uno de ellos sería el Lower East Side de Nueva York a principios de los años 80, cuando el Soho era un sitio chungo de cojones y las criaturas de la noche dominaban el lugar con sus peinados extraños, su nihilismo indisimulado, su creatividad puramente underground y sus drogas cafres.
La Noche Neoyorquina de los 80. Básicamente a eso es a lo que suenan Ike Yard, una de las pocas bandas americanas que fueron editadas por Factory en su día (también tuvieron sus quince minutos de fama porque se conoce que uno de los miembros del grupo fue noviete de Madonna).
Supongo que se le puede llamar Post punk, No Wave, Jaco-Dub, proto-Kraut Hip Hop o retrofuturismo minimal del Apocalipsis del Nuevo Día. Si os molan Cabaret Voltaire, Suicide, Can, Liquid Liquid, Throbbing Gristle, Swans, DNA, el primer disco de Sonic Youth, PiL, Esplendor Geométrico, DAF y básicamente todo aquello que suene oscuro, obsesivo-compulsivo y que no llegue a explotar en ningún momento, éste es vuestro disco. Por supuesto es un disco apestosamente artie, si quereis estribillos y guitarras identificables con progresiones de ésas que habeis escuchado un millón de veces antes, Ike Yard no os lo pueden dar. Kode9 dijo en su dia que éste era el primer disco de Dubstep de la historia, algo que a priori puede parecer una boutade como una catedral, pero que a medida que te familiarizas con el sonido del grupo, tiene todo el sentido del mundo. La vibración y el groove catatónico de las canciones de Ike Yard están en sintonía con grandes discos de Dubstep contemporáneo (Kode 9 o Skull Disco, sobretodo). Cajas de ritmo que no siguen un ritmo sincopado, efectos sonoros, voz de ultratumba que habla-canta, frondosas capas de subgraves, repetición, obsesión.
La clase de disco que tiene 30 años pero que se podría haber publicado ayer por la tarde, una sensación parecida a la que sentí al escuchar a This Heat por primera vez, por ejemplo. Una obra maestra, canciones y sonido absolutamente personales, fuera del espacio y del tiempo.  
Ya me daréis las gracias cuando me veais.

Ike
Yard